Saltar menú de navegación Teclas de acceso rápido
Opinión SALUD

Dolor emocional y trastornos somáticos

El dolor emocional está muy unido con nuestro cuerpo, y cuando sufrimos emocionalmente nuestra salud se puede alterar provocando lo que se denominan trastornos somáticos.

Celina Cocimano

Por Celina Cocimano

El dolor físico se puede definir como una percepción sensorial localizada, que puede ser más o menos intensa, desagradable, lo cual nos indica que algo no va bien en nuestro organismo.

Por lo general, cuando pensamos en el dolor, lo hacemos en un dolor físico, una sensación molesta, dolorosa, de una parte del cuerpo por causa interna o externa.

Sin embargo, pocas veces se tiene en cuenta que también implica sentimientos, desequilibrio en las emociones, incluso, un impacto necesario para generar un cambio en nosotros, ya que podemos sentir dolor cuando sentimos pena o tristeza, frustración, o bronca. El concepto del dolor no depende únicamente de un daño físico.

El dolor emocional es una experiencia subjetiva en la que la persona tiene una herida psíquica, que provoca un gran sufrimiento interno generado a nivel psicológico, sin que exista ningún motivo o lesión física, y en ocasiones mayor que el sufrimiento que provoca un dolor físico.

En el dolor emocional, no media ningún motivo físico, sino una herida interior que no podemos ver pero que sentimos de manera intensa. Se trata de una experiencia muy común, que transitaremos todos a lo largo de su vida. Las causas son muchas y diferentes en función de las personas, los conflictos, los miedos, la soledad, los sueños no cumplidos o experiencias negativas, entre tantas otras.

El dolor emocional está muy unido con nuestro cuerpo, y cuando sufrimos emocionalmente nuestra salud se puede alterar provocando lo que se denominan trastornos somáticos. Puede aparecer un dolor físico que no tiene una aparente causa orgánica, sino que ocurren por el desgaste emocional.

Aquellas personas que optan por ocultar o hacer como si nada estuviese sucediendo empeoran la situación: cuando un problema emocional no se soluciona, lo sufre el cuerpo.

El dolor emocional y el físico están vinculados, y el primero puede llegar a provocar una afectación a nivel fisiológico, y es posible que se somatice nuestro sufrimiento emocional.

Si no se gestiona de manera adecuada, el cuerpo podrá manifestar ese sufrimiento, en forma de enfermedades. Las emociones pueden hacer enfermar si no se asumen y se tratan, ya que de esta negatividad frecuentemente surgen trastornos como la ansiedad o depresión.

El cuerpo somatiza, expresará el malestar propio del sufrimiento originado a nivel psicológico, pudiendo aparecer sintomatología en forma de dolor físico en diferentes partes del cuerpo.

El dolor es real

Cuando decimos que un dolor es de tipo somático no significa que sea irreal o que no duela, sino que la causa está en la intensidad de nuestras emociones desagradables. Es una herida silenciosa, no se ve, va por dentro, y muchas veces se lo confunde con alguna patología física.

Es por eso la gran importancia de identificar y gestionar nuestro mundo emocional.

Las personas ansiosas o con estrés en su cotidianidad son más propensas al dolor y con la ansiedad pueden tener cambios en su sistema nervioso autónomo y producir síntomas como taquicardia, elevación de la presión arterial y dolores musculares que empeoran las crisis.

La predisposición de un paciente, juega un papel esencial para que un dolor se incremente, pero esto no quiere decir que el dolor sea un dolor inventado.

Ningún dolor es inventado. Más allá de las dolencias físicas, el componente emocional influye mucho más de lo que se creía en el pasado. Razón necesaria para prestarle más atención a la salud mental, pues puede influir directamente en la salud física.

Afrontar y gestionar

La ventilación emocional es una técnica empleada en el ámbito psicoterapéutico con la que se pretende conseguir que las emociones que se tratan de ocultar puedan encontrar una salida. De esta forma, las personas que intentan desconocer sus emociones, tendrán la oportunidad de comunicar y expresar su estado de ánimo. El objetivo principal es dejar aflorar estos sentimientos para que no acaben por provocar un malestar mental que derive en otros problemas mayores.

Ante todo, primero hay que reconocer la existencia de un dolor emocional, aceptarlo y tener en cuenta que cada experiencia dolorosa supone un proceso para superarse, un camino para recorrer, un desafío a vivenciar.

Asimismo será necesario identificar las emociones que generan el sufrimiento y los eventos que las han provocado, en el caso que no sean conocidos, repetidos y de larga data.

Debemos permitir que las emociones sean expresadas y fluyan, iniciando un aprendizaje para modificarlas.

La búsqueda de alternativas y de soluciones a los motivos del sufrimiento, o la experimentación de nuevas experiencias, nos pueden ser de gran ayuda de cara a superar el dolor.

La autora es Coach Ontológico y Terapeuta Emocional

SALUD

Comentarios

Últimas noticias

Te puede interesar

Teclas de acceso