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Opinión

La bandera de Belgrano en Buenos Aires

El 23 de agosto de 1812, poco después del izamiento en Rosario, la Iglesia de San Nicolás, luego demolida para dar paso a la avenida 9 de Julio, se vistió con la bandera celeste y blanca.
Roberto L. Elissalde

Por Roberto L. Elissalde

Privilegiado, minucioso y ameno comentarista de la vida porteña fue Juan Manuel Beruti. Sus Memorias Curiosas estudiadas largamente, siempre ofrecen motivo para un nuevo análisis y comentario, como el que vamos a realizar en esta nota en el Año Belgraniano.

Bien sabemos que en febrero de 1812 Belgrano levantó en las barrancas del Paraná la enseña nacional. Ese mismo año en julio un complot encabezado por Martín de Álzaga que el gobierno se encargó de reprimir a los cabecillas y muchos complotados con la pena capital y otros con el destierro. Estas ejecuciones comenzaron con la de Matías de la Cámara, yerno de Álzaga; el comerciante Pedro Latorre y el carretillero Francisco Lacarra el 4 de julio y siguieron el 6 con la del otrora alcalde de la ciudad y heroico protagonista de su defensa en el ataque británico de 1807. Terminaron sus días entre otros el contador del Tribunal de Cuentas, Miguel Marcoy, el comerciante Francisco de Tellechea (cuya hija casaría años más tarde con uno de los que había firmado su sentencia de muerte Juan Martín de Pueyrredon); el catalán Felipe Sentenach que se desempeñaba como Director de la Escuela de Matemáticas, otra de las notables creaciones de Manuel Belgrano. No se salvó de la pena capital pese a su sagrada investidura el religioso betlemita fray José de las Ánimas, aunque mejor suerte le cupo al párroco de la Concepción Nicolás Calvo, natural de Galicia que fue desterrado.

Casi diariamente la Plaza Mayor fue escenario de los fusilamientos y posterior traslado a las horcas de muchos complotados, como también de la partida hacia el interior de los desterrados. Todo duró apenas poco más de un mes y el 6 de agosto finalizaron las muertes.

El 9 de agosto nos informa Juan Manuel Beruti, que se hizo en la iglesia Catedral un Tedeum en la Catedral en acción de gracias “a la Divina Majestad por el singular beneficio de haber librado a este pueblo, con el descubrimiento que se hizo de la conjuración tramada por los europeos enemigos de nuestra causa; a la que asistió el excelentísimo superior gobierno y las demás autoridades; habiendo habido tres noches de iluminación general que se principió desde ayer a las 8 y acaba mañana 10”.

No fue suficiente esta celebración religiosa y el mismo testigo nos informa que el domingo 23 de agosto de ese año, que coincide en este con el mismo día de la semana, en la parroquia de San Nicolás se celebró otra solemne función religiosa en acción de gracias a la Santísima Trinidad, patrono de esta ciudad. Estuvo “su Divina Majestad manifiesto todo el día en debido reconocimiento de haber liberado a este pueblo, con el descubrimiento que se hizo, de la conjuración tramada por los europeos españoles; cuya función la costeó al vecindario del cuartel Nº 12 para el cual recojo de limosna, fue nombrado su alcalde barrio de dicho cuartel Nº 12, don Juan Manuel Beruti, quien la promovió y se efectuó con la mayor magnificencia posible, en estos términos”.

Es el autor el alcalde, a la vez que estuvo a cargo de la ceremonia, pero lo curioso es lo que apunta que en esa iglesia que fue demolida en la década del 30 para dar paso a la avenida 9 de Julio:

“Toda la torre en sus cuatro perillas estaba puesta una bandera celeste y blanca de seda y cubierta por los cuatro frentes de una iluminación espléndida, como también los demás frontis de la iglesia, de cuya ventana del coro salía otra igual bandera, siguiendo dicha iluminación toda la feligresía (a quienes se les había suplicado la pusiesen) que sus vecinos a porfía se esmeraron en ponerla en abundancia siendo esto la víspera a la noche, como varias ruedas de fuego, que en diversas ocasiones ardían, de hermosas luces, cohetes voladores, bombas artificiales, cohetes de mano y masas que iluminaban el frente del templo”.

En el frente de la iglesia también se puso un tablado adornado con tapicería e iluminado con faroles de cristal, “en donde había una famosa orquesta de música que acompañaba a cuatro niños, que vestidos de indios con su bandera en la mano uno de ellos y otra en el tablado cantaban de tiempo en tiempo varias canciones llanas y por punto de solfa con mucha gracia y primor, alusivas a la libertad de la Patria”.

La celebración religiosa fue “con la mayor esplendidez y grandeza posible” celebrada por el provisor de la diócesis Diego Estanislao de Zavaleta y predicó el franciscano Mariano Piedrabuena. Asistió el vocal del Triunvirato don Juan Martín de Pueyrredon y el gobernador intendente de la ciudad el brigadier Miguel de Azcuénaga, las autoridades del Cabildo “y el comandante de las tropas auxiliares de Chile con su oficialidad”.

Concluida la función Beruti nos informa que “se echó al público desde el coro de la iglesia para la calle a la gente una porción de papeletas dibujadas de colores, con un letrero que decía en unas ‘Viva la Patria y su Independencia’, y así de este tenor las demás… tirándose al público mucho dinero”. El alcalde ofreció un refresco a las autoridades y la gente de distinción en que se gastaron 600 pesos.

Mientras esto pasaba en Buenos Aires y la bandera de Belgrano se enarbolaba por primera vez en la ciudad, ese día en Jujuy empezaba el éxodo de ese bravo pueblo.

El obelisco recuerda en una de sus caras la que da al norte: “En este sitio en la torre de San Nicolás fue izada por primera vez en la ciudad la Bandera Nacional el XXIII de agosto de MDCCCXII”.

En un tiempo feliz para el culto de la Patria por la mañana salía del Palacio Municipal la Bandera que se izaba en el mástil ubicado en esa plaza con asistencia de establecimientos educativos y del mismo modo en solemne ceremonia se arriaba en la tarde. Esos alumnos aprendían y aprendimos entonces el significado de ese monumento, hoy desvirtuado por recitales, manifestaciones que ensucian sus cuatro lados y hasta utilizado para colocarle “el profiláctico más grande del mundo” en el día Mundial del SIDA, hace quince años, sin darse cuenta que es patrimonio histórico y recuerda hechos históricos desde la fundación de la ciudad.

El autor es Historiador. Vicepresidente de la Academia Argentina de Artes y Ciencias de la Comunicación.

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