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Opinión LIBROS

La narrativa del “narco” como formadora de la realidad mexicana

En “La guerra en las palabras”, el escritor mexicano Oswaldo Zavala documenta en este libro la manipulación gubernamental y mediático que se le ha hecho a las narrativas con la justificación de “la guerra contra el narco”.

El territorio mexicano tiene una herida abierta desde hace varias décadas, la palabra narcotráfico se ha convertido en sinónimo de lo que sangra y de lo que corrompe a toda una nación; el discurso para hablar de este fenómeno se ha convertido en el pan de cada día y la máquina de narraciones crea nuevos enemigos para deslindar responsabilidades.

El escritor Oswaldo Zavala realiza una disertación sobre cómo el lenguaje se convirtió en un factor determinante en este fenómeno en “La guerra en las palabras”, que, lejos de ser una crítica, se presenta como un estudio sobre la historia intelectual del “narco” y una investigación académica al interior de este mundo.

“La guerra en las palabras, es una exploración sobre el discurso oficial que utilizamos para hablar del narcotráfico y la manera en que guía y permea, no solo la percepción general sobre el tema, sino también cómo ese mismo discurso termina legitimando la política del estado”, explica Zavala.

El autor emprendió una exhaustiva investigación, un recorrido intelectual por hemerotecas, documentos oficiales, trabajos académicos y periodísticos. Zavala consultó el Archivo General de la Nación, en México, y en Estados Unidos, las bibliotecas presidenciales. En su labor de reconstruir y desentrañar la narrativa “narco” identificó cuatro momentos claves en la construcción de este discurso: el primero, en 1975, cuando Estados Unidos y México ejecutan un operativo militar para erradicar la marihuana y la amapola, con la utilización de herbicidas tóxicos, en la zona del llamado triángulo dorado.

El segundo dio comienzo en 1985, con el asesinato de Enrique “Kiki” Camarena, el agente encubierto de la DEA. El gobierno de Estados Unidos aprovechó este crimen para crear un escándalo diplomático y forzar la transformación de la política de seguridad mexicana; la tercera etapa del “narco” hace referencia al cártel de Juárez; la DEA y el FBI organizaron una campaña mediática para promover que era la asociación delictiva más grande, al tiempo que aparecía “El jefe de jefes”, canción de los Tigres del Norte.

El autor cierra este ciclo durante el sexenio de Felipe Calderón, cuando se declaró la guerra contra el narco, que continuó Peña Nieto a través de una estrategia de militarización que afectó a los sectores más vulnerables de la sociedad, acción que más tarde suspendería Andrés Manuel López Obrador.

El libro “La guerra en las palabras” editado bajo el sello editorial Debate, da cuenta de estos cuatro momentos y cómo esta realidad ha penetrado en lo profundo del pensamiento y el paradigma de los mexicanos. Oswaldo Zavala busca articular una mirada por fuera de la hegemonía discursiva del “narco”, plantea que la violencia es real, pero, que la explicación dominante y oficial nace de un ardid político y una fantasía que ha permitido a las autoridades ejercer la más cruel política de gobierno en contra de la población, que busca cobijo bajo la excusa de la “guerra contra el narco”.

“Mi libro es una historia intelectual sobre el discurso que construye los personajes del narco, sus organizaciones, sus narrativas, la manera en que estas narrativas son consumidas públicamente, creando un consenso hegemónico en la sociedad que apoya guerra y militarización, y cómo ese discurso termina moldeando la política pública antinarcóticos” aseguró Oswaldo Zavala en entrevista con Coolt.

De acuerdo con el discurso de “La guerra en las palabras”, el autor plantea en su tesis, que ni los traficantes controlan el Estado ni los carteles desafían al gobierno; Zavala ha declarado que “el crimen organizado es en realidad, solo un dispositivo narrativo” y una atmósfera que ha servido para legitimar los actos de violencia y explica como los productos del cine, series, literatura y música son los encargados de hacer circular todo ese imaginario negativo, sobre todo en la industria musical en dónde se ha desapuntalado la promoción y difusión de los corridos y los narcocorridos que penetran en las mentes más jóvenes y en la percepción del propio país.

Publicado en Infobae.com

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