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Opinión VOCES

Los mosquitos, un problema de salud de todos

El aumento de la cantidad y de la dispersión geográfica de mosquitos, dado por las condiciones climáticas, se ve asociado a un incremento de la incidencia de enfermedades como el dengue, tal como ocurre en la región de las Américas que concentra el 80% de los casos a nivel mundial.

Eva Jan Llopis

Por Eva Jan Llopis

La Organización Mundial de la Salud (OMS) advirtió a comienzos del año pasado sobre la expansión geográfica de los casos de dengue en las Américas y 2023 fue récord en cantidad de personas registradas que contrajeron esta enfermedad, con más de 4,5 millones en la región. Argentina no fue la excepción y, en algunas provincias del noreste, por primera vez hubo circulación sostenida durante todo el año del virus que se transmite a través del mosquito Aedes aegypti infectado.

La situación no ha mejorado, muy por el contrario desde el inicio de 2024 hasta la quinta semana se reportaron 673.267 casos en la región, lo que se traduce en un aumento del 157% en comparación con el mismo periodo de 2023 y del 225% con respecto al promedio de los últimos cinco años.

Según el último Boletín Epidemiológico Nacional, esta tendencia se replica en Argentina donde hasta la séptima semana se notificaron 40.137 casos, mientras que en el mismo periodo del año anterior, 1.517.

Ante esta problemática, la OPS convocó a los países de las Américas, región con el 80% de los casos a nivel mundial, a fortalecer las medidas para el control del mosquito Aedes aegypti, como así también los sistemas de vigilancia para el diagnóstico y el tratamiento oportunos.

La principal acción de control del mosquito transmisor es la eliminación de sus criaderos en domicilios y en espacios comunes a través de métodos físicos, biológicos y químicos que involucren a los individuos, a las familias, al sector público y al privado. La participación de toda la comunidad es fundamental.

Los llamados métodos físicos consisten en un trabajo constante que implica eliminar, dar vuelta o limpiar con frecuencia los recipientes que acumulan agua, aunque sean pequeños, tanto dentro como fuera de la casa y las canaletas del techo. También es necesario tapar o cubrir con tela mosquitera los grandes contenedores como tambores o tanques elevados.

Además, en las áreas donde hay transmisión activa del virus de dengue se recomiendan acciones orientadas a la eliminación de mosquitos adultos infectados, en especial a través del uso de insecticidas con el objetivo de detener y cortar la transmisión. Esta acción es de carácter excepcional y requiere de personal entrenado para que las acciones sean eficaces y a la vez evitar el desarrollo de resistencia al insecticida del mosquito.

Es importante que el equipo de salud y la comunidad conozcan los síntomas del dengue como fiebre, enrojecimiento e inflamación de la piel, y dolor intenso de cabeza, detrás de los ojos, en músculos y articulaciones, y que sepan cómo actuar. Es fundamental tener presente que la enfermedad puede presentar formas graves y causar la muerte.

Por otro lado, como algunas personas con la enfermedad permanecen en sus casas con reposo e hidratación, también es necesario que reconozcan los signos de alarma que acompañan a una disminución de la fiebre como dolor abdominal intenso y continuo; mareo o desmayo; vómitos persistentes; somnolencia; intranquilidad o irritabilidad; sangrado en encías, vómitos, orina o heces. Ante la aparición de cualquier signo de alarma es necesario concurrir de inmediato a un centro de salud.

En base a la importancia que tiene la comunidad y los equipos locales en enfermedades transmitidas por mosquitos como dengue, chikungunya y zika, la Organización Panamericana de la Salud (OPS) en Argentina está desarrollando una cooperación técnica en varias de las provincias más afectadas del país. El objetivo es fortalecer la respuesta a los brotes de estas enfermedades con el apoyo de las acciones de control que las jurisdicciones ya están realizando, a través de oportunidades de capacitación y disponibilidad de insumos de trabajo.

La evidencia científica ha demostrado que el cambio climático está asociado a un aumento de temperatura a nivel global, y en algunas zonas a una mayor frecuencia de lluvias. Ambas condiciones favorecen la cantidad y el aumento de la dispersión geográfica de los mosquitos que si están infectados pueden transmitir distintas enfermedades en función de su especie.

Dado el impacto de la crisis climática en la salud, las acciones que den respuesta y disminuyan sus efectos se hacen cada vez más necesarias. Algunas están al alcance de nuestras manos, como en el caso del dengue. El Aedes aegypti es un mosquito con hábitos urbanos que vive en nuestras comunidades por lo que podemos reducir las chances de que se críe. Los mosquitos son un problema de todos, y todos juntos tenemos la oportunidad de resolverlo.

*Representante en Argentina de la Organización Panamericana de la Salud/Organización Mundial de la Salud.

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