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Opinión

¿Terminaremos entregando nuestra soberanía en salud a la OMS?

Después de la catástrofe Covid que provocó… “¿Qué garantías nos pueden dar la OMS y el gobierno nacional cuando hicieron todo mal?”, se pregunta el autor.
Roberto Casabianca

Por Roberto Casabianca

"El deshonor recaerá en nuestra Patria si las naciones europeas triunfan en esta contienda, que en mi opinión es de tanta trascendencia como la de nuestra emancipación de España”. Gral. Don José de San Martín (*)

La soberanía es el poder originario del Estado. Un estado no puede delegar su soberanía ya que si esta no es originaria, no puede ser llamada de esta forma por ser una característica innata del mismo. La Organización Mundial de la Salud (OMS) está trabajando para lograr un tratado sobre las pandemias con el que lograría poseer un poder ilimitado a través de anular leyes nacionales durante las “emergencias sanitarias” que ella misma declararía.

Director general de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus. Créditos: ReutersTedros Adhanom Ghebreyesus, investigador sanitario etíope, director general y cara visible de la OMS.

Esto lograría eliminar el control parlamentario y judicial de los países que adhieran al tratado, eliminando la soberanía de los mismos y llegando al extremo de poder censurar la información que se oponga a las medidas que implemente, caracterizándolas como fake news. Deberían tener presentes nuestros gobernantes el artículo 215 del Código Penal Nacional, que sanciona con reclusión o prisión perpetua “a quienes ejecutaren un hecho dirigido a someter total o parcialmente la Nación al dominio extranjero, o menoscabar su independencia o integridad”.

Hay trascendidos de un borrador de la OMS por el cual si se aprueba (el tratado), se restringiría la libertad de expresión, como lo han hecho solo parcialmente con el Covid-19. Y, seguramente, sería una medida mucho más estricta, con lo cual volverían entre otros, los “pasaportes de vacunas”, limitando nuestra posibilidad de viajar y acceder a lugares públicos a partir de la obligación de recibir inyecciones no probadas como ha sucedido recientemente.

Con ningún dato de los grandes medios de información, el día sábado 13 de mayo se movilizaron en el mundo un sinnúmero de personas que se manifestaron en apoyo a los afectados por las “vacunas” para Covid-19, haciendo un llamado a las comunidades médicas y autoridades de salud por el abandono que han sufrido esas víctimas.

Las jornadas de protesta, como es habitual, tuvieron carácter informativo y pacífico, comunicando al respecto las redes que aún subsisten sin que se las haya podido eliminar. En ellas se habló de los efectos adversos en voz alta, que es hablar de la cruda realidad que vivimos: la sobremortalidad por “causas desconocidas”, las vidas rotas y los afectados desamparados por los gobiernos.

¿Qué garantías nos pueden dar la OMS y el gobierno nacional cuando hicieron todo mal? Existe -además- un conflicto de intereses de la OMS, que se manifiesta claramente por su falta de independencia financiera, puesto que su presupuesto es financiado en un 20% por los países que la sostienen, mientras que el resto proviene predominantemente de fundaciones privadas y empresas farmacéuticas. Con ello se le está dando un enorme poder a estas últimas, para que puedan seguir enriqueciéndose casi sin límites, como sucedió con las mal llamadas “vacunas”.

En nuestro país comenzaremos por Ginés González García, el ex ministro de Salud que había manifestado al inicio de la pandemia en China “no hay ninguna posibilidad de que el Coronavirus llegue a la Argentina”, para terminar decretando la cuarentena más larga del mundo. Se trata del mismo individuo que fue homenajeado por el presidente de la nación en la Casa Rosada el 29 de noviembre de 2022, pese a que debió renunciar por haber utilizado su propio despacho como vacunatorio VIP. El homenaje en realidad pasó casi desapercibido, pero por la escasa importancia que se le da a la agenda pública de Alberto Fernández.

Acatando las directivas de la OMS, paralizaron la vida de la mayoría de los habitantes con las cuarentenas, destrozando a miles de pequeños negocios y pequeñas empresas y muchos fueron obligados a morir en soledad. El miedo infundido consiguió que las personas marcharan voluntariamente a colocarse las inyecciones de ARNm con muy escasos testeos sobre su efectividad, sus limitaciones y posibles secuelas.

Cientos de científicos han demostrado la inseguridad de la tecnología ARNm + proteína spike aplicada a la salud humana y como lo dice muy precisamente el doctor Ryan Cole el 18 de diciembre de 2022 en Barcelona en su conferencia “Las células no mienten”, “Luego de la inyección, la proteína spike está presente dentro de todos los tejidos del cuerpo y no debe ser así. Las células humanas tienen como función producir proteínas humanas, no producir toxinas. Entonces, inyectar un producto basado en genes dentro del cuerpo y transformarlo a usted en usina de toxinas es psicológicamente demente”.

Un ejemplo de la manipulación que hicieron del miedo, lo da el doctor Leonardo González Bayona en una magnífica entrevista que le realizara Agustina Sucri. En ella, este profesional hace referencia a un artículo de la Sociedad Argentina de Infectología, titulado “De lectura amena y obligada en los tiempos que corren”, que “estaba firmado por un infectólogo militante de La Cámpora, quien fue funcionario del gobierno de la provincia de Buenos Aires”. El autor del texto era Tomás Pueyo Brochard. Este sujeto, “que no es médico”, puntualiza el doctor Bayona, “tiene una maestría en Dirección de Empresas en Ciencias de las Conductas Humanas”.

Tras escuchar una charla de Pueyo Brochard, titulada “Why Stories Captivate” (“Por qué las historias cautivan”), Bayona no dudó en definirlo como “un individuo psicópata que le estaba contando al auditorio en 2018 cómo hacer una historia poderosa aun cuando los hechos no sean ciertos, manejando la emoción, la empatía, el miedo y diciendo que en la narrativa tenemos un arma poderosa”. Incluso después de algo así, fue contratado por Rodríguez Larreta y por el gobierno nacional como asesor en el manejo de las cuarentenas. “Como hice coaching ontológico, soy consciente de que con el lenguaje generás realidades”, destacó el citado Bayona. Utilizando esta metodología, aterrorizaron a la población y llegaron a someterla a medidas inconstitucionales.

Se equivocaron con las mascarillas; se equivocaron cerrando las escuelas, cuando en muchas de ellas se sirven comidas fundamentales para los chicos que dejaron de recibirlas. Y también se equivocaron al asegurar que los vacunados no contagiaban, obligando a todas las personas a exhibir pasaportes sanitarios para desplazarse en lugares públicos y a servicios básicos a fin de ser solidarios con los otros como método de presión para inyectarse.

Esta exigencia y la comprobación de que no impedían los contagios, algo que fue aceptado por Janine Small -presidenta de Mercados Internacionales de Pfizer-, quien el 10 de Octubre de 2022 declaró que “no sabía si su producto contra el Covid-19 impedía la transmisión del virus antes de que entrase en el mercado en diciembre de 2020”, ha eliminado toda base de legalidad del llamado Pasaporte Covid.

Se firmaron convenios secretos con las farmacéuticas que de acuerdo a lo que se conoce en el resto del mundo, es muy posible que se las exima de responsabilidades por los efectos secundarios de las “vacunas”, debiéndose hacer cargo el Estado de los reclamos por los mismos lo que quizás sea el motivo por lo cual se eliminan los archivos de vacunación.

Después de la cantidad enorme de efectos secundarios denunciados… ¿Se hará responsables a todas las personas involucradas? Desde los ministros de Salud de la Nación, hasta los profesionales que desconocieron lo que estaba pasando y fundamentalmente a los directores de hospitales que avalaron remitir a sus domicilios a los pacientes con sintomatología -medicados solo con antifebriles dejándolos librados a su suerte y despreciando tratamientos baratos y efectivos-, complicando seriamente a los mismos cuando aparecían los cuadros pulmonares con la posibilidad de terminar entubados con gran riesgo de muerte.

Esto muestra que debe volverse a las bases de la ciencia de la medicina y fundamentalmente a la moral y a la ética. Como si fuera poco, crearon estrategias para silenciar y desprestigiar a profesionales de trayectoria. ¿En ellos debemos confiar? Todos seremos responsables aceptando esta falacia e ignorando los gravísimos atropellos cometidos durante los tres últimos años, por el atentado en contra de nuestra salud y de nuestra soberanía.

(*) Carta del General Don José de San Martín sobre la gesta de Juan Manuel de Rosas en defensa de la patria y de su soberanía.

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