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Opinión SÍNODO 2021-2024

Un Sínodo ¿revolucionario?

En estos momentos en Roma, se está desarrollando el Sínodo de Obispos. Es el décimo convocado por el Papa Francisco. Se dice que puede ser el último del papado del argentino, se dice que es revolucionario, porque aborda temas urticantes como el celibato, la cuestión LGBTQ y porque podrán votar laicos y mujeres. Y aunque los casos de abusos y violaciones no están en agenda, sus víctimas estarán golpeando las puertas del Vaticano.
Julio Aiub Morales

Por Julio Aiub Morales

El Sínodo es un organismo consultivo creado por Pablo VI en el marco del Concilio Vaticano II, para pedir a obispos de todo el mundo que participen en el gobierno de la Iglesia, aconsejando al Papa sobre asuntos de interés para la Iglesia universal. Etimológicamente, la palabra ‘sínodo’ deriva de los términos griegos σύν ‘sýn’ (“juntos”) y ὁδός ‘hodós’ (“camino”), y expresa la idea de “caminar juntos”.

Se trata, en esencia, de un gran taller en el que líderes eclesiales y laicos explorarán cómo trabajar juntos para el bien de la Iglesia. El Papa Francisco lo advirtió claramente: “No es un Parlamento en el que se trata de exigir derechos y necesidades según la agenda mundial, (…) sino una oportunidad para seguir el soplo del Espíritu Santo”.

El Primer Concilio Vaticano (1869/70) concedió al papa el poder absoluto y el ser infalible. Casi 100 años más tarde, el Segundo Concilio Vaticano (1962-1965) modernizó muchos aspectos de la Iglesia, como, por ejemplo, el reconocimiento de los derechos humanos y la libertad de religión, o la introducción de la lengua vernácula en la liturgia. Allí estuvo monseñor Enrique Angelelli y volvió dispuesto a cambiar el mundo.

Una innovación que algunos consideran trascendental es que Francisco invitó a los laicos, incluidas mujeres, a participar y votar en la reunión como un medio para “desvincular de la ordenación la participación en el liderazgo de la Iglesia”, según explicó la hermana Nathalie Becquart, subsecretaria del sínodo.

Becquart es francesa y se mueve por Roma en su bicicleta. Fue nombrada por la BBC británica como una de las 100 mujeres más importantes del mundo en 2022. Ella subraya una y otra vez que “el diálogo ayuda a reconocer los signos de los tiempos”.

365 personas tendrán derecho a voto en el sínodo y alrededor del 75 por ciento de ellas serán obispos. 54 mujeres tendrán derecho a voto. Francisco seleccionó de entre 140 candidatos destacados a los 70 laicos que participan activamente en iglesias locales y fueron presentados a su consideración. Todos los participantes tendrán el mismo tiempo —hasta cuatro minutos— para compartir sus reflexiones durante el espacio de conversación en grupo celebrado a diario.

Entre los disertantes está el obispo de La Rioja, Dante Braida. El prelado estuvo hace poco tiempo atrás en otro cónclave en Colombia donde varios obispos analizaron la postura a tomar ahora en Roma.

Eso sí, la Iglesia ha dejado claro que no significa que la institución vaya a democratizarse, sino que Francisco escuchará más voces y aprovechará la riqueza de una perspectiva más diversa.

James Martin, sacerdote jesuita quien es un franco defensor de mayor inclusividad de la comunidad LGBTQ+ en la Iglesia, ha comentado que espera ser “una de las voces a favor de las personas LGBTQ” en el sínodo.

El plan es abordar varios temas delicados dentro de la Iglesia: el celibato de los sacerdotes, la inclusión de hombres casados como sacerdotes, la bendición de parejas del mismo sexo, el acceso a los sacramentos para las personas divorciadas y vueltas a casar, así como la ordenación de mujeres al diaconado.

Sobre esto, aunque algunos participantes asisten explícitamente para insistir en las diaconisas (en latín), Francisco ya pospuso la decisión en este tema, pues señaló que es necesario estudiarlo más a fondo. Ha cerrado categóricamente la posibilidad de aceptar mujeres en el sacerdocio.

También en las últimas semanas, obispos de países muy diferentes, como Australia, Bélgica y República Dominicana, han pedido que se ponga fin al requisito del celibato. En junio de 2019, un sínodo de obispos para la región panamazónica propuso la ordenación sacerdotal de hombres casados de edad avanzada para cubrir las necesidades pastorales de los católicos en áreas remotas de la Amazonía.

Otros temas que están sobre la mesa son el racismo, el tribalismo, la discriminación de clases, la discriminación de personas con discapacidades, la pobreza y el tráfico de personas.

Lo que queda afuera

En estos días, llegaron a Roma también católicos y ex católicos de 26 países de cinco continentes, hombres y mujeres de Nueva Zelanda y México, Canadá, Congo, Eslovenia y España, que fueron víctimas de abusos sexuales por parte de sacerdotes de la Iglesia.

Están indignadas de que Francisco haya nombrado ahora a un arzobispo argentino en Roma como nuevo Prefecto del Dicasterio para la Doctrina de la Fe, y le haya otorgado la púrpura cardenalicia. Según representantes de las víctimas de abusos, el arzobispo cordobés Víctor “Tucho” Fernández encubrió la violencia sexual por parte de sacerdotes y protegió a los perpetradores.

Tucho, actual arzobispo de La Plata, escribió en 1995 un libro titulado “Sáname con tu boca. El arte de besar” en el que afirma que: “Una pareja con mucho sexo, mucha satisfacción sexual, pero pocos besos como la gente, o con besos que no dicen nada, está cavando, con cada unión sexual, la tumba de amor, van creando la rutina, el cansancio y el hastío, hasta que uno de los dos encuentre algo más humano”.

Precisamente en la vecina Catamarca, la cuestión de los sacerdotes violadores está que arde, luego de que una madre le pidió al gobernador Jalil que modifique la Constitución, para que el Estado deje de brindar protección a esos curas.

Catamarca tiene a 5 curas denunciados por abuso sexual, de los cuales sólo uno fue juzgado y condenado; Juan de Dios Gutiérrez. Catamarca es la única provincia del país que aún determina en su Constitución la obligatoriedad de pertenecer al culto Católico Apostólico Romano para acceder a los cargos de Gobernador y Vicegobernador.

También quedaron fuera de agenda temas tales como el aborto, el matrimonio igualitario y la eutanasia, que en general son los que abordan los católicos conservadores. Precisamente El cardenal Gerhard Müller, incansable defensor de la tradición y la doctrina católicas, ha advertido que el sínodo podría dar pie a una “toma de poder hostil” en la Iglesia. Los sectores conservadores acusan a un poder homosexual en las sombras dentro de la Iglesia.

Antes del inicio del Sínodo, cinco cardenales conservadores pidieron públicamente al papa que reafirmara la doctrina católica sobre el tratamiento de parejas homosexuales y la ordenación de mujeres. Sus preguntas aparecen en un texto llamado “Dudas”, enviado junto a una carta abierta a los fieles en la que advierten del riesgo de “confusión” y “error” y expresan temor de que los temas planteados en el sínodo puedan alejar a muchos católicos.

En 2019 el Papa nombró al entonces obispo Mario Grech secretario general del sínodo de obispos. Grech ha preparado un documento de 60 páginas, que plantea una serie de preguntas para guiar la discusión de la cita. Entre esos temas, que salieron de las deliberaciones en parroquias y diócesis, están la posibilidad del diaconado femenino, el acceso al sacerdocio para hombres casados, la integración de los católicos con orientaciones sexuales diversas, y los castigos para quienes abusen del poder, de la conciencia o del dinero dentro de la Iglesia.

En la misa de apertura del sínodo, el pasado miércoles, Francisco dijo “No estamos aquí para llevar a cabo una reunión parlamentaria o un plan de reforma” sino para “caminar juntos”, señaló, advirtiendo contra “algunas tentaciones peligrosas: ser una Iglesia rígida, que se arma contra el mundo y mira hacia atrás; ser una Iglesia apática, que se somete a las modas del mundo o ser una Iglesia cansada, replegada en sí misma”.

Pero la respuesta al interrogante del título recién podría saberse en octubre del año que viene, que es cuando está prevista la segunda y definitiva etapa del Sínodo. La actual finalizará el próximo 29. Habrá todo un año para analizar (y digerir) las conclusiones de la etapa actual. Es de esperar que no se cumpla lo que dijo el historiador de la Iglesia Hubert Wolf, reconocido a nivel internacional, quien habló de “otro club de debate sin poderes legales”.

VATICANO sínodo PAPA FRANCISCO

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